Soma vs. realidad

Entra por mi ventana el sonido de un  impromptu de cláxones, gritos becerriles y cánticos etílicos. España ha ganado el mundial.

¿Como un hecho tan banal puede hacer tan felices a tantos infelices? Esta noche elegiremos entre unirnos a las celebraciones o sufrirlas (usted decide: concerto improvisado o asadero nocturno) y mañana la vida seguirá igual. Esta noche corearemos y aplaudiremos hasta morir, asumiendo la victoria colectivamente. Mañana criticaremos y murmuraremos hasta morir, descargando los problemas colectivos en el prójimo.

Nuestra bandera volverá a ser el símbolo de nuestros odios políticos.

Seguiremos observando nuestra máxima: pillaje moderadamente excesivo. Seguiremos indiferentes al daño ajeno mientras haya beneficio propio.

Los funcionarios seguirán entregados a su orgía de ocio pagado, tomando cafés eternos y sembrando tomates eléctricos en la granja de Facebook.

Seguiremos destruyendo nuestros paisajes urbanos, construyendo edificios inhumanos y ciudades impracticables.

Seguiremos alimentando la insaciable sed de los bancos y las ex empresas de nuestros ministros con los recursos del estado de bienestar.

En los bares seguiremos fumando como si no hubiese nadie más alrededor.

En las fiestas de nuestros pueblos seguiremos matando toros y maltratando vaquillas, confundiendo poder con derecho.

Seguiremos yéndonos de casa a los 34 creyéndonos europeos. Seguiremos acudiendo a universidades obsoletas caminando sin avanzar. Seguiremos rechazando la creatividad y la excepción, mandando a nuestros prohombres fuera de España.

Ahora que somos buenos en los deportes, sólo nos queda mejorar en todo lo demás.

Pequeña reflexión acerca de un soma

Ojalá todos los partidos de fútbol empatasen a cero.